ADICCIONES, CINE Y MEDIOS AUDIOVISUALES

UNA PERSPECTIVA DESDE LA ÉTICA Y LOS DERECHOS HUMANOS

 

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Trainspotting

1996

 

Director:

Danny Boyle

Elenco:

Ewan McGregor (Renton)
Ewen Bremner (Spud)
Jonny Lee Miller (Sick Boy)
Kevin McKidd (Tommy)
 

     

 

 

EL LUGAR DE LA DROGA EN EL SUJETO Y EL LUGAR DEL ADICTO EN LA TRAMA SOCIAL

POR SUSANA GUTIÉRREZ POSSE


Introducción del artículo: "Tratamiento ambulatorio de abordaje múltiple del paciente drogadependiente:

Recorte clínico que muestra la dinámica de un grupo de pacientes y de un grupo de padres´.


En el film “Edipo rey” de Pier Paolo Pasolini, cuando Edipo se encuentra con la esfinge, con lo desconocido, no lo soporta y la empuja al abismo. Ella, la esfinge, dice: “Es inútil, el abismo al que me empujas está en ti”
Podemos decir que con el paciente adicto se trabaja hacia el encuentro con su propio abismo. Y el rechazo que suele manifestar al tratamiento se puede traducir en un “no querer saber”, allí donde “no se quiere saber” se busca la solución por vía de la sustancia.
Es el sujeto del no pienso, de las compulsiones. Atrapado en los iconos afanísicos de las imágenes, un sujeto sin razones, como se muestra en uno de los personajes de la película Trainspotting. “Elijo no elegir la vida, las razones? No las hay.”
La cultura del consumo propicia la aparición de un sujeto sin preguntas por la existencia. La intención es alejar, sacarse de la piel aquello que insiste y que provoca malestar, pero sin averiguar causas.

Se sostiene la creencia que poseer- adquirir objetos es lo que otorga plenitud.
El consumo de drogas se presenta como una extensión a la filosofía hedónica de la búsqueda progresiva de placer. No habría justificación para aguantar un sinsabor, Ni el dolor pueda ser tolerable. Es una generación que desarrolla teorías por las cuales justifican sus hábitos de vida, de "placer arriesgado" con conocimiento de autocontrol. Jóvenes exitosos entrenándose para prescindir del otro.

Una ideología que produce hombres con ataques de pánico, presos de ansiedad, ligados a la depresión y a la angustia.
Y se encuentra la solución en la droga creando la ilusión de gozar prescindiendo del semejante.
El tóxico brinda todo y más, ya sea por su efecto anestésico o estimulante.
Pero cuando “esta prótesis” deja de ser la adecuada, es el momento en que se realiza la consulta. El trabajo consistirá en saber cual es la función que el tóxico cumple en la subjetividad. Para lo cual el sujeto deberá recorrer los laberintos de una interrogación por las causas y será él mismo el que las transfiera a un decir. Es una apuesta del caso a caso. Donde el dispositivo analítico ante un paciente intoxicado suele verse excedido
Se plantea una clínica nueva, en la cual la condición es que se acepte trocar el goce que brinda el tóxico, por el goce de la palabra.